martes, agosto 28, 2007

Fin

"[...] Se dirigió a la puerta. La abrió. Antes de volver a cerrarla, regresó. Me tomó de los hombros y me besó. No con pasión, sino con amor. Oh, Dios, con amor, con auténtica ternura y compasión. Compasión por él y por mí misma. Hubiera querido que me agarrara las nalgas y me las estrujara, que me hubiera violado una y otra vez con saña. No que me rozara el corazón con un beso tan limpio, que dijera con voz ronca lo que dijo, y que después simplemente cerrara la puerta tras él."

Cuentos para después de hace el amor de Marco Tulio Aguilera, página 283