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martes, septiembre 16, 2008

Derechos....

"El derecho a no leer

Como toda enumeración de derechos que se precie, la de derechos de la lectura debe abrise por el derecho a no utilizarlo -en este caso el derecho a no leer-, sin el cual no se trataría de una lista de derechos sino de una trampa perversa.
Para comenzar, la mayor parte de los lectores se conceden cotidianamente el derecho a no leer. [...]
Estamos rodeados de cantidad de personas totalmente respetables, a veces tituladas, e incluso "eminentes" -algunas de las cuales poseen bibliotecas muy interesantes-, pero que no leen jamás, o tan poco que nunca se nos ocurriría la idea de regalarles un libro. No leen. [...] En suma, a esas personas no les gusta leer. No por ello son menos tratables, e incluso son de un trato muy agradable. (Por lo menos no nos piden en cualquier momento nuestra opinión sobre el último libro que hemos leídos, nos evitan sus reservas irónicas sobre nuestro novelista favorito y no nos consideran unos retrasados por no habernos precipitado sobre el último Tal, que acaba de salir en la editorial Cual y del que el crítico Enterado ha hecho los mayores elogios). [...] hete aquí que no leen. Son muy libres de no hacerlo.
[...]
Pero evitemos acompañar este teorema [que la lectura humaniza al hombre] con el corolario según el cual cualquier individuo que no lee debiera ser considerado a priori un bruto potencial o un cretino contumaz. POrque, si no, convertiremos la lectura en una obligación moral, y esto es el comienzo de una escalada que no tardará en llevarnos a juzgar, por ejemplo, la "moralidad" de los propios libros en función de criterios que no sentirán ningún respeto por la otra libertad inalienable: la libertad de crear. [...]
En otras palabras, la libertad de escribir no puede ir acompañada del deber de leer.
En el fondo, el deber de educar consiste, al enseñar a los niños a leer, al inciarlos en la Literatura, en darles los medios de juzgar libremente si sienten o no la "necesidad de los libros". Porque si bien se puede admitir perfectamente que un individuo rechace la lectura, es intolerable que sea -o se crea- rechazado por ella.
Es inmensamente triste, una soledad en la soledad, ser excluido de los libros..., incluso de aquellos de los que se puede prescindir."

Daniel Pennac, Como una novela, Barcelona, Anagrama 1993, págs 145-147
Traducción de Joaquín Jordá.

Y empezaron a caerse muros y a abrirse almas...

viernes, marzo 21, 2008

El país de las últimas cosas de Paul Auster

Autor: Paul Auster
Título: El país de las últimas cosas
Editorial: Anagrama (web)
Colección: Compactos (CM 94)
Páginas: 205
ISBN 978-84-339-2098-0
Traductor Mª Eugenia Ciocchini

Contraportada: Anna Blume cuenta, en una carta a su novio, enviada desde una ciudad sin nombre, lo que sucede en "El país de las últimas cosas". Anna está allí para buscar a su hermano William, y describe una tierra en la que la búsqueda de la muerte ha reemplazado a los avatares de la vida: las clínicas de eutanasia y los clubes para el asesinato florecen, mientras que los atletas y los corredores no se detienen hasta caer muertos de cansancio. Pero Anna intentará sobrevivir a este país devastado.

               Es un libro que desarma, a mí por lo menos me pasó. Consigue llegar al mundo interno del lector, la esperanza y la desesperanza, la fuerza del contacto, lo horrible de la ausencia... O quizá sólo sea yo :D.
Es denso, casi lento, casi resulta imposible cesar la lectura, el mundo está destruido y sólo hay algunas cosas utilizables, desordenado, inconcebible... Las casas que deberían dar abrigo no dan nada, sólo traen muerte, un refugio pasajero, todo se acaba...

Imagen: aNobii
Reseña sobre el tema

martes, noviembre 27, 2007

Mr. Vértigo de Paul Auster

Autor: Paul Auster
Título: Mr. Vértigo
Traductor: Maribel De Juan
Editorial: Anagrama (web)
Colección: Compactos
ISBN: 84-339-6779-7
Páginas 287


La contraportada dice: "El deseo de volar. Un huérfano de nueve años. La ciudad de Saint Louis. Los años veinte. Un judío de origen húngaro, mitad místico, mitad prestidigitador. Una granja perdida en las praderas de Kansas. Ritos iniciáticos. Una anciana india que trabajó en el espectáculo de Buffalo Bill. Un joven etíope. El Ku Klux Klan. Las ferias, los circos. El despertar de la sexualidad. La Depresión. Hollywood. Los gángsters de Chicago. Un jugador de béisbol en decadencia. La Segunda Guerra Mundial. El fin de la pubertad... Y un anciano que recuerda.
Ésta es la historia de Walt, el niño al que el Maestro Yehudi enseñó a levitar y a volar. La historia de un adolescente que se convierte en adul­to y pierde la magia. La historia de un hombre que trata desesperadamente de reencontrar el sentido de su existencia. La historia de un país, Estados Unidos, desde los «felices años veinte» hasta la dura posguerra. Una vez más, Paul Auster, dueño de una prosa admirable y de una poderosa imaginación, logra atrapar y fascinar al lector con una novela que toma como punto de partida uno de los más ancestrales sueños del ser humano: el deseo de volar."
Es la primera vez que leía algo de Auster y creo que, como a la mayoría, no me dejó indiferente. Casi no me dejó, de hecho, hacer nada más los días que duró su lectura. Es una obra fantástica, los personajes tienen una caracterización psicológica increíble e incluso te llegas a fundir con alguno de ellos en algún momento. Hay un momento de clímax hacia la mitad de la obra y luego la historia baja un poco el nivel, pero sigue siendo interesantísima. Me ha impactado, por supuesto, Walt y me ha recordado en cierta medida a otro "pícaro" bien conocido de mi lengua materna: Lázaro. Con finales bien distintos... o quizá no.

Links varios: Otras opiniones (BC), Otras opiniones (Linkara), Paul Auster (Premio Príncipe de Asturias) y su discurso (el País).
Imagen: Linkara

sábado, octubre 27, 2007

La enfermedad de Alberto Barrera Tyszka.


Autor: Alberto Barrera Tyszka
Título: La enfermedad
Editorial: Anagrama
ISBN 978-84-339-7140-1
PVP sin IVA 14.42 €
PVP con IVA 15 €
Nº de páginas 176

Ernesto Durán sabe que está enfermo. Aunque los resultados clínicos digan lo contrario, desde que se ha separado de su mujer y vive solo, padece todos los síntomas de un mal que, según sospecha, puede ser mortal. Su obsesión va más allá de la mera hipocondría, y tiene la certeza de que sólo hay un médico que puede salvarlo. Pero el elegido, el doctor Andrés Miranda, en esos mismos momentos se enfrenta a una tragedia personal: un diagnóstico irrefutable que señala que su padre tiene cáncer, y le quedan pocas semanas por vivir. Mientras Durán necesita desesperadamente hablar de su caso y de él mismo, el doctor Miranda se siente rehén del silencio, es incapaz de hacer con su padre lo que siempre ha hecho con sus pacientes: decir la verdad. La vivencia de la enfermedad en estas dos personas que ocupan posiciones tan distintas, el médico que sabe acerca de la vida y de la muerte y no quiere o no puede hablar, y el enfermo de angustia que sólo sabe que su sufrimiento no le deja vivir, es la columna vertebral que sostiene a esta hermosa novela, madura, adulta, reflexiva y refinada, que nos susurra desde su primera página algo que está en nuestra naturaleza: vivir mata. Un libro notable, escrito en un registro inusual en nuestra lengua, que mezcla lo profundo con lo veloz, que apela a las emociones pero también a la inteligencia del lector. Desde distintas historias, conmovedoras, tiernas, divertidas y trágicas, Alberto Barrera Tyszka nos propone una versión de la existencia que asume todos sus goces, pero también su fragilidad.


Recogido de: Editorial Anagrama


Terminé ayer de leer el libro y he de decir que me impactó muchísimo, se trata realmente y a mi juicio de una obra maestra durísima en su lectura. Yo acabé llorando.
Como siempre más opiniones y visiones de la obra en su diario de viaje