viernes, junio 10, 2011

Camino de cualquier parte de Eduardo Mitre

Autor: Eduardo Mitre (amediavoz)
Título: Camino de cualquier parte
Editorial: Visor (web)
Páginas: 117
ISBN: 8475224016
PVP: ¿?
Año de publicación: 1998
Biblioteca del I.B. San Konstantin Ciril Filósofo, Ruse, Bulgaria. 


Mitre es uno de esos autores formados en la visión estética de otros. Uno de esos estudiosos que escriben o escritores que estudian (nunca lo he tenido muy claro). Y se le nota. Sus poemas están llenos de referencias mitológicas, artísticas y literarias, sobre todo de la tradición hispanoamericana: Pablo Neruda y Juan Rulfo así a bote pronto. Recomendación uno:  leánlo despacio, merece la pena saborearlo. Recomendación dos: háganlo con un diccionario de símbolos cerca. Lo necesitarán.




Enlaces interesantes: Periodistas y plumillasEl rincón del distraído y el buscador de Letras libres
Imagen: Agapea.com

jueves, junio 09, 2011

Camino de cualquier parte de Eduardo Mitre (Algunos poemas III)

SOBRE TUS CEJAS
En dos trazos diseñan
lo que te sucede dentro.

Bosquejan lo que vives
en el bosque del sueño.

Jaspean el invisible
rostro del silencio.

Como tus brazos se extienden
y se estrechan

partidas como tu sexo
entre mis piernas.

Baja y sube la sed
por tus fuentes gemelas.

Paso bajo dos arcos:
desaparecen.

Entro en ti
y bebo a ciegas.




EPIFANÍA
Follaje de caricias y besos,
frutos los cuerpos
maduran dentro:

Se abren, se parten
en dos mitades
se comparten enteros:

Como una granada
estallan juntos justo a tiempo:
volcán de espumas
mar de brasas:

Un instante inmemorable
vislumbran ciegos
el rostro que dibuja
y borra el deseo.


Partes I y II

Camino de cualquier parte de Eduardo Mitre (Algunos poemas II)

EL ENEMIGO
No sé cómo abordarolo
sin que ahora me toque
y me tiemble la mano
y el pulso se azore.

Mejor estampar su bombre
-¿conjuro o indigna marca?-
en la frente alta y noble
de esta blanca en clama:

                   EL MIEDO

Lo veo sin verlo en la infancia,
tras el estampido del trueno
en las figuras que traza
en las manchas del techo.

Dibuja un círculo negro
y nos deja solos afuera
mientras todos se quedan
mirándonos desde adentro.

Insidiosamente nos cerca
como al niño extranjero
acorralado en el centro
de un baldío sin puerta.

Sin gracia ni ritmo calca
el aletazo del cuervo
o del paso enorme y quedo
de la tarántula.

Multiplica los corredores
en la planicie del sueño
y amasa hasta el vértigo
la cera de la metamorfosis.

Congela su vista la caras,
disloca sus rasgos y gestos,
y sin pudor las retrata
su infamante espejo.

Invisible, la soga al cuello,
su mano tira y afloja,
como el verdugo que juega
a si te dejo vivo o muerto.

Escondido, anda suelto
por calles, atajos y plazas,
donde fingimos no conocernos,
cómplices de su amenaza.

Nos posee alma y cuerpo,
y convierte a las palabras
en una mendaz mordaza
más abyecta que el silencio.

Petrifica a la alegría,
se confunde con el amor,
su presencia ubicua
simula el rostro de Dios.

El fruto vacío del mal
es su cotidiano alimento.
Imprevisible como el azar
su soplo de desaliento.

Nunca dominaremos
su gramática obscena,
ni su sintaxis perversa
regida por el suspenso.


BALADA POSTMODERNA
Tu voz allende el mar
suena en el auricular
como si estuvieras
en la otra pieza.

Sobre la mesa de noche:
el reloj, tu retrato
y la carta -por fax-
de tu puño y letra.

Mañana, ya inminentes
en la pantalla: tu risa,
tu mano, tu sortija,
tu cabellera y el peine.

Según se oye y se ve,
ya no queda tiempo
ni espacio
para la ausencia.

Sin olfato ni tacto,
todo se lo bebe
el simulacro
de la presencia.

Te escribo este poema
como una protesta
de amor que se rebela
a consentir la indiferencia.


EPIGRAMAS
(Selección)
GRAMÁTICA
De tus pies a tu frente,
tu cuerpo es una frase
en la que aprendo a nombrarte.

Camino de cualquier parte de Eduardo Mitre (Algunos poemas I)

AEROPUERTOS
Entre partida y llegada
somos
las dos caras de Jano.

Vemos unos ojos
con lágrimas (atrás
en la anochecida
distancia) y vamns

hacia otros
suspendidos al alba
por el fértil asombro
de la mirada.




ZONA DE EMBARQUE
Se angosta el paisaje
al filo de los pasos.
Huele a paraje
el amplio espacio.

Se pisa una calzada
de luces y sombras
donde duda la mirada
y tropieza la memoria.

Es la zona de embarque
en el aeropuerto del tiempo.
Cada cuerpo es el pasajero,
la nave y el equipaje.

Y aguardábamos las señales,
inquietos, sin saber
si llamarán para emprender
o cancelar el viaje.




LARSEN
En Montevideo (ese recodo del tiempo)
la súbita revelación de tu rostro,
tu alta frente,
                    tu pelo hebreo,
el verde profundo de tus ojos,
la garúa de tus pasos
por el estuario,
la extraña sensasción
de habernos conocido hace tiempo,
el húmedo silencio
de tu boica en un cuarto,
la sabiduría inocente
de tu lengua en el beso,
el pausado
                    creciente
                                   oleaje del deseo
y la sal de tu nombre
a ciegas esparcida
en el mar tempestuoso de tu cuerpo.

Luego, como al despertar de un sueño,
la navaja de la partida
hundida hasta el hueso,
y la sal del recuerdo
derramándose en la herida.



V.H.
Eyes I shall not see again.T.S.E 
La cantidad de infinito
patente en tus ojos,
y que como Tántalo ansío
sin probar ni un sorbo:
This is my afliction.  
 

PENA
Con la misma mano
que te hirió,
ciega de ira
como una pedrada;

con la mano cortada
por tu mejilla,
ahora macnho esta página,
sangro estas líneas.


VIÉNDOTE DORMIR
Las piernas recogidas,
las manos casi juntas,
una mejilla encendida,
la otra tibiamente oculta.

Toda entera, envuelta
en la cuna del sueño,
en posición contrita
respiras, regresas

al tiempo sin tiempo
anterior a tu nombre,
a la herida del nacimiento,
a la caída en ti misma.

Flor apacible, vuelta
semilla, a oscuras,
ajena a esta vida, buscas
otra menos cruenta.