II
por eso los niños nos morimos de pena
es lo único que puede matarnos
la pena nos hincha como globos
y explotamos sin darnos cuenta
lo que no sabe el enemigo
es que somos un ejército invencible
que mece a sus muñecos
jugar, es un vocabulario
que sólo nosotros entendemos
(Página 24)
busca la niña
un agujero en la madera
redondo y perfecto
como un dios sencillo
sorbe poco a poco
el interior de un caracol
se encierra dentro
cree que no tiene alma
dos hermanas encuentra
y su idioma obstinado
círculo invisible
hilo infinito
puente de cáscaras
son tres como una oración
y aprenden a rezarse
-serás la pequeña
pero sola nunca-
(Página 35)
el aullido del animal
me perseguía los días
colgaba de tus manos
ese olor a muerte
la casa estaba vacía
y se llenaba de sangre
las paredes y el suelo
las plantas de aquel corral
sujétalo, decías
y un color encarnado
me invadía por dentro
un océano rojo
de gritos y ventanas
(Página 50)
de todos los caminos que no anduve
el que más duele tiene vértices menguantes
yo también soy zahorí
de la estirpe que busca
en las plumas del pájaro la levedad del agua
el que más me duele: no encontrarte
con tus huesos de niebla y la senda en tus manos
este abrazo en el pecho que vuela como una muerte
yo soy la hija famélica del cobre
y mi sima tan profunda como un caballo blanco
se riza en tu memoria y en tu memoria crece
de todos los caminos que no anduve
el que más duele es el mineral de tus ojos
tu monte de carnes dóciles, tu boca callada
como una ofrenda de huellas buscando pasos
siéntete orgulloso; yo también tengo tus labios
son dos troncos hinchados perdiéndose en tu ausencia