"Y cuando el hombre entró en ella, con una intensificación de alivio y consumación que, para él, era pura paz, Connie todavía esperaba. Se sentía un poco dejada al margen. Y sabía que de eso tenía ella la culpa en parte. Se imponía voluntariamente aquella separación. Quizá estuviera condenada a ella. Yacía queita, sintiendo el movimiento del hombre en su interior, sintiendo su empeño profundamente ahincado, sintiendo el súbito estremecimeinto de su cuerpo al brotar de él su semilla, y después la lenta mengua de su empuje. El movimiento de empuje de las nalgas del hombre era, sin duda, un tanto ridículo. Y, siendo mujer, partícipe en todos aquellos actos, el movimiento del empuje de las nalgas del hombre parece supremamente ridículo. ¡Sin la menor duda, el hombre es intensamente ridículo en esa postura y en ese acto!" Página 185
"Fue a la cabaña, se envolvió con la marta y se tumbó en el suelo dispuesto a dormir. Pero no pudo. Tenía frío. Y además, sentía cruelmente su incompleta manera de ser. Sentía cruelmente su incompleta condición de soledad. Necesitaba a la mujer, necesitaba tocarla, oprimirla estrechamente contra su cuerpo en un momento de completitud y sueño" Página 210
"Esto es historia. Una Inglaterra borra a la otra. Las minas habían dado opulencia a las mansiones, y las barrían, tal como ya habían barrido las casitas de campo. La Inglaterra industrial barre la Inglaterra agrícola. Un significado barre a otro significado. La nueva Inglaterra barre la vieja Inglaterra. Y la continuidad no es orgánica, sino mecánica" Página 227